El expresidente ecuatoriano Rafael Correa aseguró que el asesinato a tiros del candidato presidencial Fernando Villavicencio fue un “complot” de la derecha.
“Es evidente que es un complot, que está implicada la policía. ¿Y a quién beneficia este complot? A la derecha política ecuatoriana porque necesitaban una hecatombe política así, culparnos a nosotros para impedir que ganáramos en una sola vuelta”, afirmó el miércoles Correa en reacción a la reciente ola de violencia en su país.
El exmandatario aseguró que la muerte de Villavicencio “beneficia más a la derecha”. “El odio y la persecución al ‘correísmo’ destruyeron la institucionalidad del país, sumiéndolo en la violencia e inseguridad”, agregó.
Correa opina que a Villavicencio lo “llevaron a una trampa mortal para que lo acribillen a balazos y lo entregaron a los asesinos”, mencionando a los errores de seguridad que existieron el 9 de agosto, cuando tuvo lugar el asesinato, mientras el candidato del Movimiento Construye salía de un mitin en el norte de Quito.
En este marco, Correa señaló el presunto rol de Fausto Salinas, comandante general de la Policía Nacional, y de Patricio Carillo, exministro del Interior (2022) y ahora candidato a legislador, mientras que seis presuntos sicarios colombianos están detenidos por el magnicidio.
En los dos últimos años, los ecuatorianos han atestiguado el incremento desmedido de robos, secuestros, ataques diarios a clientes en cafés, restaurantes y otros establecimientos. Pero, asesinar a balazos a un candidato presidencial, en plena calle y con guardaespaldas, les profundizó, aún más, esa sensación de que el país ha tocado fondo.
Ante la falla del Estado de emprender una lucha eficaz contra la violencia, ya muchos observadores sostienen que Ecuador se ha convertido en un narcoestado, donde los grupos ilegales se han infiltrado en todas las instituciones.