El tribunal supremo israelí decidió por unanimidad que también los judíos ultraortodoxos tendrán que realizar el servicio militar.
Se trata de una decisión histórica. Y una que tiene el potencial de agitar la política de Israel y exacerbar la «guerra cultural” que tiene lugar en el país.
El tribunal supremo dictaminó con inusitada unanimidad que también los judíos ultraortodoxos deben hacer el servicio militar. Los que se nieguen dejarán de recibir subvenciones estatales. La decisión se tomó después de que en marzo de 2024 hubiera expirado una exención militar para los judíos ortodoxos.
A diferencia del cristianismo, el judaísmo no cuenta con diferentes confesiones ni denominaciones. En su lugar, se distingue entre judíos laicos, liberales, conservadores, ortodoxos y ultraortodoxos. Las diferencias, en cuanto a su vida y entornos sociales, son grandes.
¿Quién es realmente ultraortodoxo? La clave está en el alcance y la coherencia con la que se interpreta la normativa de la tradición oral y escrita de los mandamientos de Dios. Los ultraortodoxos abogan por una interpretación literal. Su vida gira en torno a la oración y el deseo de vivir conforme a los mandamientos. No es inusual que un rabino conocido lidere determinados movimientos jerárquicos.
Esta forma de interpretación religiosa afecta a muchos aspectos de la vida cotidiana. Los judíos ultraortodoxos de Jerusalén, por ejemplo, se oponen a tomar el mismo autobús que una mujer. Por ello, existen autobuses segregados por sexos en las rutas que circulan entre el Muro de las Lamentaciones y los barrios donde viven muchos ultraortodoxos.
Los conflictos entre los judíos ultraortodoxos y seculares se han intensificado recientemente. La «Marcha del Orgullo LGBTIQ+” de Jerusalén solo pudo realizarse bajo masiva protección policial.
Este tipo de enfrentamientos no son nuevos. En 1996 murió un artista de 46 años, David Palombo, al chocar con su moto contra una cadena metálica. Unos ultraortodoxos la habían tendido a lo largo de la calle para impedir el tráfico en su barrio en el día de Shabat.
Las familias ultraortodoxas tienen una tasa de natalidad significativamente más alta que la de otras familias en Israel. Como consecuencia, la proporción de ultraortodoxos en la población no ha cesado de aumentar en décadas. Hace 40 años, los ultraortodoxos representaban sólo el 4 por ciento de la población; hoy son el 12 por ciento. En 20 años, se estima que el grupo constituirá el 20 por ciento de la población nacional.
Hace unas décadas la interpretación ultraortodoxa sólo prevalecía en unos pocos barrios de Jerusalén. Entonces, los turistas visitaban el barrio de Mea Sharim para observar la vida ultraortodoxa. Hoy, sin embargo, la tendencia ultraortodoxa predomina en amplias partes de la ciudad. La segunda ciudad con más población ultraortodoxa en Israel es Bnei Brak, al noreste de Tel Aviv.
A nivel internacional, existen grandes grupos de ultraortodoxos, sobre todo en Estados Unidos, en el barrio neoyorquino de Brooklyn y en el estado limítrofe de Nueva Jersey. Antes del Holocausto, con el asesinato de millones de personas judías a manos de la Alemania nazi, los ultraortodoxos vivían principalmente en Europa del Este. Millones de ellos murieron en las cámaras de gas nazis.
En el panorama político de Israel existen varios partidos que representan los intereses de los ultraortodoxos. En las últimas décadas, por ejemplo, han impulsado una expansión masiva de colegios ultraortodoxos.
Para formar su actual coalición, que abarca también elementos de extrema derecha, Benjamin Netanyahu pactó con los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá (Yahadut HaTora). Sin embargo, estos partidos ahora han amenazado con retirarse del gobierno.
Desde el ataque terrorista perpetrado por la organización islamista radical Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023, la amenaza para Israel y sus militares ha crecido, especialmente en la frontera norte. Dado que la intervención militar en la Franja de Gaza continúa, el ejército quiere ahora reclutar a hombres ultraortodoxos. Según el ejército israelí, casi 300 hombres y mujeres uniformados han perdido la vida.
El tribunal supremo quiere velar por que el gobierno actúe en consecuencia. La situación es delicada porque el Estado de Israel no dispone de una constitución escrita y para los judíos ultraortodoxos, el tribunal supremo «no es más que una autoridad secular”, por lo que tiene poca relevancia para ellos.