El retorno del mandatario sirio marca el tono de la nueva cumbre de los países de Medio Oriente y no ha estado exento de críticas.
Arabia Saudí. En búsqueda de la unidad, los Estados árabes se pusieron de acuerdo para que Siria regresara a la esfera regional.
Al-Assad llegó a la ciudad portuaria saudí de Yeda, un día antes de que comience la cumbre del bloque árabe. En el aeropuerto internacional Rey Abdulaziz, fue recibido por el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, y por una serie de altos cargos sauditas, entre ellos el vicegobernador de La Meca.
Han pasado casi 12 años de completo aislamiento de Siria de este evento y hoy llega al país que anteriormente dio un respaldo clave a los grupos armados de la oposición que intentaron derrocar a Al-Assad del poder durante la guerra.
Sin embargo, en el tiempo reciente Riad ha dado un giro radical a su postura: cumplió un papel importante en el diálogo para poner fin al conflicto y, como anfitrión de la cumbre, contribuyó para que el 7 de mayo Siria fuera readmitida al redil árabe.
El miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, aseguró que «la región se encuentra en una encrucijada» y que varios países árabes «enfrentan una serie de fuertes desafíos». Ese día pidió la cooperación entre las naciones aliadas de la región y dijo que juntas podían llegar a proyectos de cooperación para lograr «la seguridad, la estabilidad y la prosperidad económica».
Ambos países sostenían unas relaciones turbulentas desde el 2000, cuando Al-Assad llegó al poder tras la muerte de su padre, Hafez Al-Assad. Riad y Damasco cortaron sus relaciones en 2012 y tan solo hasta la semana pasada limaron asperezas y acordaron reabrir sus embajadas.
Otro con el que Siria logró restablecer sus lazos fue con Emiratos Árabes Unidos. En 2018 lograron llegar a puntos en común y bajaron el tono a sus tensas relaciones.
Tener aliados fuertes en la región se ha convertido en un elemento crucial para el Gobierno de Al-Assad.
Así como Irán y Rusia han sido claves para que las tropas del régimen tomen el control en gran parte de Siria, otros países, como Turquía, que ha apoyado a las facciones opositoras al mandatario, podrían complicar el escenario.
En medio de los planes del Gobierno sirio de retomar relaciones con la región, llegaron los terremotos mortales que golpearon el norte de Siria y el sur de Turquía en febrero. Un punto de inflexión en sus relaciones.
Además, los ojos de la comunidad internacional se volcaron a esa región del mundo y la ayuda humanitaria permitió que los países de la zona retomaran conversaciones sobre los temas que los separaban.
En el camino, Siria sigue pidiendo inversiones externas necesarias para el país devastado por la guerra, paralizado por las sanciones occidentales, y azotado por los sismos. Ahora, busca la aprobación de Jordania, Egipto e Irak para reanudar sus lazos.