El poder y operación del criminal abarca principalmente a las tres últimas administraciones, una del PRI y dos del PAN.

Chihuahua. Mientras el estado de Chihuahua regresar a los violentos episodios del calderonato por la guerra que se ha desatado entre los grupos del crimen organizado por el control del territorio, y la estrategia de seguridad de Eugenia Campos, la prensa controlada se enfoca en la captura de «El Chueco», los reflectores que ha traído el asesinato de los sacerdotes jesuitas ha traído también un conflicto político entre el duartismo y el corralismo, quienes se culpan unos a otros de la impunidad con la que este criminal ha vivido en las últimas tres administraciones estatales.

Ante las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, al señalar que este criminal ha vivido tranquilamente y realizado sus actividades de manera cotidiana, lo que muestra un acuerdo o protección de las autoridades locales, inmediatamente comenzó una serie de acusaciones entre los últimos tres mandatarios en Chihuahua.

Cabe destacar que César Duarte fue sacado de la cárcel el pasado sábado, casualmente a la hora que se realizaba la misa de los sacerdotes jesuitas en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, y todos los reflectores estaban en ese evento.

La gobernadora María Eugenia Campos Galván, desde el lunes comenzó a responsabilizar al ex gobernador de su mismo partido, Javier Corral Jurado, de no haber actuado en contra del este sujeto, señalamientos que fueron ampliamente replicados por los medios locales.

El chueco, opera en esa región serrana desde que César Duarte era gobernador, donde comenzó a tomar fuerza.

Ante el cuestionamiento del presidente y los 10 meses de gobierno de Eugenia Campos sin haber actuado en contra del criminal, desde el hospital privado, Duarte envió una carta a los medios de comunicación donde responsabilizó a Corral de haber permitido que el chueco siguiera operando.

Javier Corral, vetado en los medios de Chihuahua, comenzó su contraataque desde las redes sociales, donde tiene una importante cantidad de seguidores y simpatizantes, donde arremetió contra Duarte y Eugenia Campos, aseguró que se trató de una «caja china», donde los medios le dieron voz al corrupto de Duarte, para dirigir toda la responsabilidad y los reflectores, alejados de la gobernadora.

En esta guerra de culpas se desata por el impacto que tuvo el asesinato de los dos sacerdotes, en medio de una ola de violencia que se vive en Chihuahua.

Corral dio a conocer este jueves 30 de junio, afirmó que el actual gobierno de Chihuahua impulsa una “línea” para responsabilizar al gobierno federal de la crisis de inseguridad que se vive en la entidad, de tal forma que la mandataria, Maru Campos, no tenga que entrar directamente al tema. 

En entrevista para Aristegui en vivo, Corral dijo tener en su poder mensajes enviados por la coordinación de Comunicación Social para ordenar a periodistas y medios la forma de cubrir el crimen. El objetivo de esta línea es ‘tirarle’ al gobierno federal para que el gobierno estatal no se meta.

Para los chihuahuenses esto no es extraño, la prensa local actúa a instrucción de palacio de gobierno, y en las últimas semanas ha sido descarada la actuación para proteger la imagen de la gobernadora.

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