«Las pérdidas de la tan cacareada contraofensiva de Ucrania fueron grandes y tempranas», publica Financial Times.
A principios de este verano, Kiev había perdido casi una quinta parte del equipo militar proporcionado por la OTAN destinado a ayudarle a contrarrestar a las fuerzas rusas, informa Financial Times citando a funcionarios ucranianos y occidentales. «Las pérdidas de la tan cacareada contraofensiva de Ucrania fueron grandes y tempranas», señala el medio.
Debido a la magnitud de la destrucción del armamento ucraniano, los comandantes de las tropas decidieron cambiar de táctica de combate y centrarse más en ataques de artillería. «Según los comandantes ucranianos, [Ucrania] parece estar logrando algunos resultados tangibles pero arduos en el campo de batalla, a un costo más tolerable» en las últimas semanas, indica el periódico.
«Golpeamos al enemigo, luego nuestra infantería avanza», reveló Víktor, comandante de batería en una unidad de artillería ucraniana que opera obuses estadounidenses M777. «Preparamos las condiciones sobre el terreno para que nuestras tropas sufran pérdidas mínimas», agregó.
Sin embargo, esta estrategia ha generado dudas en Occidente sobre su eficacia, ya que no queda claro si Ucrania «podrá mantenerla por mucho tiempo o producir el tipo de avance militar que llevaría a Moscú a la mesa de negociaciones». «Hay preocupaciones sobre la rapidez con que el Ejército de Ucrania está gastando su suministro cada vez menor de proyectiles de artillería, y sobre el tiempo que le dará a Rusia para atrincherarse y entrenar nuevas fuerzas», recoge el periódico.
Al mismo tiempo dos soldados que participaron en las primeras operaciones de la contraofensiva confesaron que muchos militares «sin experiencia» no estaban «preparados» para llevar a cabo el asalto a pesar de haber recibido entrenamiento occidental. Asimismo, admitieron una pérdida significativa de equipo suministrado, incluidos los vehículos de combate de infantería Bradley, de fabricación estadounidense, debido a una «resistencia más dura de lo esperado» por parte del Ejército ruso.
Los militares ucranianos hablaron del «caos» vivido durante los primeros días de la contraofensiva, cuando los ataques contra las posiciones enemigas «rápidamente se convirtieron en operaciones de rescate». Uno de los soldados, llamado Sultán, reveló que los comandantes obligaron a su unidad de fuerzas especiales a luchar «como infantería regular» para ayudar a «llenar el vacío dejado por las brigadas que sufrieron grandes pérdidas» a principios de la contraofensiva.
«Nos dicen: ‘Tienen que pelear como todos los demás ahora'», explicó, precisando que junto a sus compañeros tuvo que avanzar por descampados donde fácilmente podría convertirse en blanco de un dron.
A medianos de julio, The New York Times comunicó que en las primeras dos semanas de la contraofensiva ucraniana, hasta el 20 % del armamento que Kiev utilizó en los combates, incluidos tanques y vehículos blindados suministrados por Occidente, fue dañado o destruido. Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, señaló a finales de junio que entre el armamento de las Fuerzas Armadas ucranianas que ha sido destruido figuran muchos vehículos extranjeros que están ardiendo «de lo lindo».