El golpe del 11 de septiembre de 1973 liderado por el general Augusto Pinochet dio inicio a una dictadura de 17 años, que dejó más de 40 mil víctimas, entre ellos más de 3 mil 200 ejecutados.
El 50 aniversario del golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende se conmemora este lunes con actos oficiales que siguen a la represión estatal de la víspera contra organizaciones populares que recordaban la fecha.
Se trató de una serie de actividades, donde destacó el acto que tuvo lugar en la Plaza de la Constitución (en las afueras del Palacio de La Moneda) que contó con el llamado abierto del presidente Gabriel Boric a firmar lo que han denominado un “compromiso” por la democracia, al cual conminó a firmar a expresidentes chilenos.
En una de las intervenciones principales, la senadora e hija del derrocado presidente Allende, Isabel Allende, que «la memoria es democracia y futuro» y pidió «justicia» para las víctimas.
Isabel, quien estuvo el día del fatídico golpe, especificó que «la memoria es un primer paso para llegar a la verdad pero necesitamos mucho más para llegar a la justicia y asegurar la no repetición de los hechos de ese día. Por eso, suscribo el lema de que la memoria es democracia y futuro».
De acuerdo a la hija de Allende, su padre fue un «luchador social» y un «intérprete de los anhelos de justicia social», al tiempo que resaltó algunas de sus políticas al frente del Gobierno de la Unidad Popular, como la lucha contra la desnutrición infantil y la profundización de la reforma agraria.
Relató, por otra parte, momentos finales de la vida del presidente Allende: «Me tocó ser la última persona del entorno de mi padre en entrar al palacio ese día. Teníamos un mandato que contar, lo que pasó entonces. Lo que significaba la Unidad Popular y también la barbarie que comenzaba a imponerse», indicó Allende, quien reconoció que no olvida «el último abrazo» de su padre.
Isabel Allende acusó a la derecha de tratar de «tergiversar los hechos y culpar a Allende y la Unidad Popular» del golpe y agradeció a México y Cuba por dar asilo a su familia tras la muerte de su padre.
«El golpe de Estado fue un crimen y no hay contexto (…) que legitime el despojo de la voluntad popular. Entiendo que puede haber muchas interpretaciones, pero nunca más un golpe de Estado debiera ser el consenso de todas las fuerzas políticas», añadió la senadora.
En el acto, como orador principal intervino el presidente chileno, quien pidió que «nunca más la violencia sustituya el debate democrático» y dijo que el 50 aniversario del golpe de Estado es una oportunidad para «fortalecer la convivencia».
«Hoy decimos ante Chile y el mundo: democracia hoy y siempre», indicó Boric, el único mandatario chileno nacido después del golpe.
Antes de la ceremonia, Boric ofreció un desayuno y un recorrido por La Moneda (sede de Gobierno) a los líderes y personalidades internacionales invitados al acto, entre ellos los presidentes de México, Colombia, Bolivia y Uruguay, además del primer ministro de Portugal.
El golpe del 11 de septiembre de 1973 liderado por el general Augusto Pinochet dio inicio a una dictadura de 17 años, que dejó más de 40.000 víctimas, entre ellos más de 3.200 ejecutados, de los cuales un millar aún están desaparecidos.