El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, declaró a los periodistas en el paso fronterizo de Rafah con Gaza que es hora de un alto el fuego y de un «compromiso férreo por parte de Israel» para permitir el suministro sin trabas de ayuda al enclave asediado, al iniciar este sábado su viaje anual de solidaridad con motivo del Ramadán, con visitas previstas a Egipto y Jordania.
Siguiendo una tradición que comenzó cuando ocupaba el cargo de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Guterres llegó el sábado a El Cairo, donde reiteró sus llamamientos urgentes a un alto el fuego humanitario y al cese de la violencia, especialmente en Gaza y Sudán. Su visita subraya el compromiso de la ONU de abordar los acuciantes problemas humanitarios en las zonas de conflicto.
Durante su estancia en Egipto, el Secretario General viajará al norte del Sinaí, una región profundamente afectada por el conflicto. Allí se reunió con palestinos en El Arish, demostrando su solidaridad con los afectados por la violencia, y con trabajadores humanitarios de la ONU en Rafah, en el lado egipcio, para debatir estrategias destinadas a aliviar el sufrimiento de las personas atrapadas en medio del conflicto.
A primera hora del sábado, el titular de la ONU se reunió con civiles palestinos y sus familias en el Hospital General de El Arish (Egipto), y afirmó que «le habían conmovido enormemente sus historias, experiencias y penurias».
En el cercano paso fronterizo de Rafah con Gaza, dijo a los periodistas que el Ramadán es una época para difundir los valores de la compasión, la comunidad y la paz. Su visita se produce un día después de que China y Rusia vetaran un proyecto de resolución propuesto por Estados Unidos en virtud del cual el Consejo de Seguridad habría considerado imperativo imponer un alto el fuego y hacer llegar al enclave la ayuda que tanto necesita.
«Es monstruoso que, después de tanto sufrimiento durante tantos meses, los palestinos de Gaza estén celebrando el Ramadán mientras las bombas israelíes siguen cayendo, las balas siguen volando, la artillería sigue golpeando y la ayuda humanitaria sigue enfrentándose a obstáculo tras obstáculo», afirmó.
«Ayunando con vosotros en Ramadán, me preocupa profundamente saber que tanta gente en Gaza no podrá tener un iftar adecuado».
Los palestinos de Gaza, niños, mujeres, hombres, siguen atrapados en una pesadilla sin fin, dijo, con comunidades arrasadas, casas demolidas, familias y generaciones enteras aniquiladas y el hambre y la inanición acechando a la población.
«Aquí, desde este cruce, vemos la angustia y la crueldad de todo esto», dijo, señalando una larga fila de camiones de ayuda bloqueados a un lado de las puertas y la «larga sombra del hambre al otro».
«Esto es más que trágico; es una atrocidad moral», afirmó, añadiendo que «cualquier nuevo ataque lo empeorará todo» para los civiles palestinos, los rehenes y toda la población de la región.
Todo esto demuestra que es más que hora de un alto el fuego humanitario inmediato y de «un compromiso férreo por parte de Israel para el acceso total y sin restricciones de los bienes humanitarios en toda Gaza», dijo, haciendo hincapié en que, en el espíritu de compasión del Ramadán, es hora de la liberación inmediata de todos los rehenes.
También instó a todos los Estados miembros de la ONU a apoyar «el trabajo de salvamento dirigido por la columna vertebral de todas las operaciones de ayuda a Gaza, UNRWA», la Agencia para los Refugiados Palestinos.
Prometiendo seguir trabajando con Egipto para agilizar el flujo de ayuda, tuvo un mensaje para los palestinos de Gaza: «no estáis solos».